- Como actitud y talante, nos definimos desde la pasión por nuestro trabajo y el compromiso con las personas que acompañamos.
- Como enfoque terapéutico, nos situamos desde un modelo integrador de diferentes teorías y escuelas psicológicas. Damos prioridad a la relación terapéutica, entendiendo las técnicas como instrumentos al servicio de las necesidades de cada persona.
- Como equipo, trabajamos desde los modelos que nos proporciona la psicología humanista y la psicología sistémica, utilizando también planteamientos complementarios: Psicodinámicos, Cognitivo-Conductuales, Constructivistas. Dado que la Terapia Humanista y la Sistémica son las dos grandes columnas desde las que se enmarca nuestra intervención, el trabajo con las emociones y con las relaciones son nucleares en nuestro modo de acompañar a las personas.
LA TERAPIA HUMANISTA tiene una visión positiva, esperanzada y profunda de la persona; entiende la vida como cambio y cree en la capacidad de crecimiento y evolución de las personas.
- Concibe a la persona como autora y protagonista de su propia vida.
- Tanto la relación con el terapeuta como las técnicas empleadas buscan favorecer la conexión de la persona con su yo real y auténtico, de modo que pueda tomar decisiones congruentes con su genuinidad, con su identidad.
- Entiende a la persona como unidad, en la que pensamiento, conducta y emoción se integra. Comprende que para que el cambio sea profundo ha de pasar necesariamente por la emoción, y no sólo por las ideas o las conductas.
- Da gran valor al CUERPO como gran canal de las emociones y trabaja desde la sabiduría que nuestro cuerpo tiene sobre nosotros y nuestras necesidades más profundas.
LA TERAPIA SISTÉMICA subraya que las personas somos seres en relación, que vivimos formando parte de sistemas relacionales, y que la relación nos estructura y configura como personas. Relaciones sanas nos construyen como personas y grupos saludables. De igual manera, podemos afirmar que psicológicamente enfermamos en relación y que una auténtica interacción puede curarnos.
- Incidimos en la identificación de dinámicas relaciones disfuncionales en la relación con nosotros mismo y con los otros, buscando alternativas más funcionales. Sin olvidar y valorar lo positivo que ya existe en la interacción.
- Si bien este planteamiento es importante en la terapia individual, cobra especial relevancia en la terapia de pareja, familia o grupo.
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